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Por las noches un hospital puede ser un lugar bastante inquietante. Los leves movimientos de las cortinas de urgencias y el rodar de las camillas puede convertirse en ese miedo que paraliza todos tus músculos. El resonar de unos pasos por el pasillo puede inducir a una gran paranoia, y más para alguien que todavía estaba en shock por los recientes sucesos paranormales que acababa de protagonizar.Ya habían trasladado al chaval del rito satánico a la primera planta, pero seguía en la unidad de cuidados intensivos.
Diego, el demonio al que este chico había intentado atacar, se acercó a la camilla y vertió las siguientes palabras en el oído de su víctima:
- Shhhhh....... No es un sueño. ¿Sabes? En realidad esto no tendría que haber pasado. Si no me hubieras atacado tu y tu amiguito, yo no os habría hecho nada y si no me hubierais molestado ahora yo no estaría aquí y no tendría que venir a matarte. ¿Me comprendes?. Yo no quiero, eres tú el que me obliga. Se que sufres pues yo soy tu redención.
El derecho a réplica estaba negado ya que todavía no le habían terminado de reconstruir la traquea ni las cuerdas vocales. Así que sin más le quitó el tubo que le conectaba ala máquina de respiración asistida. El tiempo pareció detenerse, se quedaron mirando a los ojos y acto seguido Diego se fue alejando por el pasillo confundiéndose con las sombras. Tras unos segundos que parecían eternos aparecieron un par de enfermeras, pero ya no había nada que hacer, los frágiles pulmones del chico ya habían exalado su último aliento.