martes, 25 de marzo de 2008

Una puerta hacia el infierno 5


Vince había querido ser poli desde siempre. Le encantaba el riesgo y el deber.
Pero sus padres no creían que fuera una algo de provecho. Por eso a los 16 se escapó de casa y se fue a vivir con un amigo suyo que tenía piso alquilado y cuando tuvo la mayoría de edad se independizó a efectos jurídicos, y empezó a preparar las oposiciones para entrar en el cuerpo nacional de policía. Aprendió a ser independiente y a valerse por si mismo fuera de los brazos de papaíto y mamaíta.
Ahora es jefe de policía nada menos y pronto ascendería de cargo. A pesar de los augurios no le va nada mal ¿No? También tiene casa propia y juega de vez en cuando a ser Cassanova con la con las chicas de la comisaría. Es cierto, todavía no está casado ¿Pero acaso eso era un impedimento para llevar acabo una vida de provecho?

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Los viajes en autobús hacia el trabajo cada vez se le hacían más tediosos. Parada tras parada miraba con ojos ausentes el paisaje, bueno, si a unos cuantos edificios de granito se le podía llamar paisaje. Nada tenían que ver las vistas de donde ella provenía.
María vivía en Somiedo, un pueblecito de Asturias y se había trasladado a Madrid para estudiar Criminología. Tambien se le daba que cuando terminó la carrera ya tenía plaza de trabajo en una comisaría del centro. Le costó decidire, pero al final aceptó. Después de todo siempre podría visitar a la familia en las vacaciones, que tampoco se había ido a vivir a Noruega.

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